Desde esta posición está muy bien. Está muy bien porque es como si un chorro se nos estuviera metiendo por los ojos, embutiendo nuestro cuerpo de alivio y serenidad. Observen: una laguna infinita, de aguas esmeralda y, detrás, una pinceladas de sal. Un cielo que sangra azul, con montañas nevadas debajo, intentando beber el color; sobre la laguna, cientos de flamencos rosados parecen bailar una danza de movimientos armoniosos, sin importarles el público que los está admirando.
Laguna Brava: un camino posible hacia la solemnidad
La invitación a asomarse continúa. Sólo (¿sólo?) es necesario ascender la cordillera riojana hasta los 4.200 m. y es allí, entre la infinitud y la nada, donde las montañas abren sus entrañas para parir la laguna Brava, un solitario espejo de agua y sal de 17 km. de largo por 4 km. de ancho, y un metro de profundidad.
Ubicada a 450 km. al oeste de la capital de La Rioja, en el departamento de Vinchina, la reserva natural Laguna Brava fue creada en 1980 para preservar a las comunidades de vicuñas y guanacos que estaban al borde de su extinción. Tiene una extensión de 5.000 ha., y lleva este nombre por ser la mayor laguna de toda la región.
Laguna Brava, además de ser una reserva natural, es un sitio “Ramsar”. Se llama así a los lugares que se enmarcan dentro de la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional –especialmente como hábitat de aves acuáticas– firmado en la ciudad de Ramsar (Irán) el 2 de febrero de 1971. El convenio entró en vigor en 1975, y su principal objetivo es la conservación y el uso racional de los humedales.
TODO TIENE UN PRINCIPIO.
El viaje hasta la laguna Brava se inicia en el pueblo de Vinchina. La única calle que tiene este lugar desemboca en un puente sobre el río Bermejo. A partir de allí, un camino de tierra asciende por la quebrada de La Troya; y continúa hasta Alto Jagüé, último poblado que se atraviesa antes de ingresar en la cordillera.
Lo siguiente es la quebrada Santo Domingo, patentizada en suaves lomadas que parecen recubiertas de terciopelos de todos los colores.
Asomar la cabeza por el vehículo todo terreno es recibir un sopapo de viento helado sobre la cara que, al igual que a nosotros, también cachetea permanentemente a la escasa vegetación de molles y coirones secos.
De aquí en más, sólo lomadas policromáticas acompañan la excursión hasta llegar a la laguna ovalada, custodiada por altos picos como el Veladero y el Piscis –el segundo más alto de América–.
ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES.
La excursión a la laguna Brava se realiza en camionetas 4x4. Se recorren en total unos 400 km. aproximadamente, y tiene una duración de ocho horas como mínimo. Se puede hacer todo el año, aunque el avistaje de flamencos sólo es posible entre octubre y abril.
Desde esta posición está muy bien. Aunque, cada tanto, conviene girar lentamente sobre nuestro propio eje, tomando contacto con el solemne paisaje. Todo está en silencio, todo está en calma. Sólo el imprevisto aleteo de un centenar de flamencos rosados le clava una espina a la paz reinante. A disfrutar, entonces, de semejante regalo.
Cómo llegar: desde Buenos Aires hasta La Rioja capital hay 1.153 km. por ruta 9 (Panamericana, ramal Escobar) hasta Córdoba capital, ruta 20 hasta Villa Carlos Paz y ruta 38. Numerosas empresas de ómnibus (como Andesmar y Chevallier) se acercan a La Rioja. Por aire, Aerolíneas Argentinas ofrece vuelos regulares. Vinchina, por su parte, se encuentra a 348 km. al norte de la ciudad capital, sobre las últimas estribaciones de la sierra de Velasco. Se llega por la Ruta Nacional Nº 38 y la Ruta Provincial Nº 9, más 132 km. por la Ruta Provincial Nº 1.
Alojamiento: a la reserva se accede desde Vinchina pero hay buena oferta hotelera en Villa Unión, ubicada a 70 km. Gastronomía: la gastronomía no está totalmente desarrollada. Se puede comer en bares o comedores a precios módicos. También hay rotiserías que preparan porciones para salidas de paseos a la cordillera.
Informes: Casa de Provincia de La Rioja. Av. Callao 745; tel.: 4813-3417.
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