Juan Sasiaín se define como un artista del camino que potencia su libertad a medida que avanza en la vida y el arte. De sonrisa amplia y plenamente feliz, según sus propias apreciaciones, el egresado de la Universidad de Buenos Aires como Diseñador de Imagen y Sonido recurre periódicamente a las relaciones humanas y la naturaleza en sus relatos y producciones artísticas. Al respecto, Sasiaín, CEO de Vaimbora Films, estrenó recientemente su tercera película “Traslasierra” en el Festival de Granada de Cines del Sur, España; dónde los paisajes y la calma que imperan a lo largo de todo el valle cordobés inspiraron al director, tal como sucedió en sus producciones anteriores: “La Tigra, Chaco" y "Choele".
Juan Sasiaín: "Las historias que traigo en la valija son un exceso de equipaje que nadie me cobra"
De hecho, el verde de los árboles, el sonido de los ríos y arroyos, y principalmente la tranquilidad que caracterizan a la región motivaron a Sasiaín a dejar el bullicio porteño de Buenos Aires y mudarse a Mina Clavero, Traslasierra, Córdoba.
MIRADA INTROSPECTIVA.
- Te presentás como una persona libre, ¿cómo se definen tus momentos cotidianos?
- Todos mis ratos son libres y si me doy cuenta de que en algún momento o lugar estoy preso me voy de esa zona. Siempre recuerdo que cuando era chico tenía una frase con recortes de diarios que decía “Tiempo libre es lo mejor que podes tener”. Sin embargo no hace muchos años que comencé a valorar la libertad de tiempo y realizar las actividades que me gustan sin importar cuadno o donde; ya sea cocinar, hacer Tai Chi al sol, enseñar, viajar, escribir, estudiar, pintar o aprender hacer cosas nuevas.
- En tu camino de artista pasaste por muchos oficios y profesiones, ¿quiénes te han marcado?
- No hay una limitación para admirar. Estoy agradecido tanto a mi maestra de música cuando iba a la escuela, como a muchos escritores. Siempre estoy leyendo y aprendiendo de artistas como James Patterson, Jessica Brody, Stephen King y Judith Weston, entre otros. Ahora estoy leyendo “El conquistador” de Federico Andahazi, pero son muchos los escritores que me llegan y una de mis debilidades son las películas de época. En lo que respecta a mi rol como director, uno se hace fuerte parándose en referentes como Juan José Campanella, Daniel Burman, Woody Allen, Pedro Almodóvar y Charles Chaplin, entre otros.
- ¿Qué te generan estas producciones?
- Me movilizan. Poder viajar siempre es un placer, ya sea desde un libro, una película o recorriendo físicamente los lugares donde se escribió la historia.
TRABAJO OCIOSO.
- En tu reciente film “Traslasierra”, rodaste la película en dicha región cordobesa, ¿Por qué elegiste esta locación?
- Me cautivó el destino. Las raíces del pueblo, sus bosques y ríos conforman un espacio muy hermoso. Conocía la zona porque hace un tiempo actué en “La Casa de los Titiriteros” de Rufino Martínez y Teresa Grossi, y desde entonces me había propuesto filmar allí. Para ello conté con el apoyo de la comunidad, las autoridades locales y hasta el, por entonces, intendente Julio Bañuelos.
- En otras producciones, también filmaste en lugares “tranquilos”, ¿es una premisa en tus producciones?
- Valoró la tranquilidad. Me gusta escaparme de Buenos Aires, la ciudad de la furia que tanto amo, pero también adoro la paz de los pueblos y admiro que viven en otro tiempo y marcha. Este combo me inspira a inventar y relatar historias. Amo rodar las escenas con un río de testigo. Las locaciones elegidas responden a que en estos escenarios me encuentro conmigo mismo.
- Si tuviese que realizar un ranking de destinos para rodar una película, ¿cuáles estarían en el podio y a qué género las asociaría?
-Me encantaría filmar decenas de películas por todo el país. Ahora estoy por filmar una en Neuquén y hay otras planeadas en Brasil y Bolivia. Me gustaría filmar una historia de amor en la India; rodar la vida de algún revolucionario en África; y contar una historia de sabiduría ancestral y de honor familiar en algún pueblo de China.
- Sos una persona de espíritu libre y ¿alma viajera?
- La palabra turista no está en mi vocabulario, la idea de trabajar en algo que no te guste y escaparte de esa prisión dos semanas al año no está en mi esencia. Creo que la libertad de viajar tiene que ver con no estar atado a una profesión o lugar. El escritor Jean-Claude Carrière dice que “un escritor se hace viajando” y yo siento eso. Cuando viajo me doy cuenta de que algo en mí cambia. Me siento inspirado y todo cobra sentido. En cada viaje siempre busco renovarme, mezclarme con las personas y generar algo nuevo en mí, para que me motive a escribir.
- En tus viajes, ¿te cuesta discernir el ocio del trabajo?
- No. Hace 16 años que actúo y cuento historias –en diferentes formatos- que me llevaron a recorrer el país y el mundo, siempre mezclando la pasión del trabajo con lo lindo de los viajes: conocer gente y aprendiendo de otras culturas. Me considero que tengo, quiero que sea así, la vida de un artista en crecimiento y movimiento.
- Después de tantos años viajando, ¿qué te traes como recuerdo?
- Me encanta viajar y las historias que traigo en la valija son un exceso de equipaje que nadie me cobra. De cada experiencia recopilo imágenes, olores, sensaciones e historias para después crear mis propias narraciones. En cada travesía observo en detalle y absorbo todo lo que sucede a mi alrededor.
- Más allá de las cuestiones laborales, ¿viajas para escapar de la rutina o planificas cada viaje con mucha anticipación?
- Algunos son relámpagos y otros programados, pero en ambos casos me gusta improvisar dentro de lo planificado tanto en el itinerario, como en las actividades y los destinos. El año pasado estaba en Salta haciendo una gira de teatro y terminé bebiendo el agua sagrada en Machu Picchu porque me habían invitado para que escribiera una película sobre un chamán. También recuerdo que en Austria estaba paseando por una zona céntrica muy linda preferí pero decidí improvisar. De golpe estaba comprando “baratijas” en una feria gitana, luego abordé un tranvía y terminé viendo en alemán la obra de teatro “Misery”. Otra anécdota que recuerdo sucedió en Ushuaia, cuándo de un instante a otro me anoté en una excursión con turistas australianos para entender sus sensaciones y motivaciones. Igualmente, y como una vez por año realizó una gira por Argentina, muchos de los viajes son planificados con meses de anticipación, aunque no me sorprendería si una mañana me levanto y viajo a alguna ciudad donde nunca estuve como Esquel o Puerto Iguazú. Aún no conozco las Cataratas del Iguazú.
- Entonces la libertad que pregonas en tu vida, también se réplica en tus viajes...
- La libertad es libertad. Ver un paisaje diferente y saber disfrutarlo te cambia la vida y no hay que estar atado para hacerlo. De hecho los viajes no son para estresarse, jamás lo hice, ni siquiera si pierdo un avión o no está hecha la reserva hotelera. Todo es una aventura inesperada y estar abierto a estas posibilidades te puede generar un placer mayor. Vivir viajando me rejuvenece y le da una energía única.
- En cuánto al alojamiento o los servicios, ¿tenés alguna preferencia?
- He viajado en avión, en micro, con chófer, a dedo y recientemente conduje entre provincias y también me gustó mucho. No se trata de las preferencias sino de los momentos en qué re suceden las cosas. Respecto a las estadías me gusta alojarme en todo tipo de lugares, ya sea en hoteles de 1 o 5 estrellas, casas de amigos o ciudadanos locales, campings, hostels, departamentos privados y hasta he dormido en las salas de los teatros. Me gusta adaptarme y viajar en diferentes modalidades de confort, lujo o con los servicios básicos.
- Tras tantos kilómetros recorridos, ¿qué destino te gustaría visitar próximamente?
- No sé si será pronto pero tengo ganas de ir a Tailandia. Más allá de su cultura y la naturaleza, me encanta la gastronomía tailandesa. Es una cuenta pendiente que tenemos con mi mujer.
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