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El cine tras las huellas de los primeros viajeros

Para poder ser visitados anualmente por millones de personas, muchos de los destinos turísticos de hoy, primero debieron ser descubiertos. Y para ello, los primeros viajeros fueron responsables de poner esos sitios en el mapa. Le proponemos un repaso por aquellos films que se centraron en los míticos periplos que en su época encendieron la imaginación popular.

Si hoy existe el turismo, en parte se debe a que durante siglos una serie de exploradores y viajeros fueron responsables de ampliar las fronteras del mundo conocido. Sus relatos, primero recogidos en la literatura y luego reflejados en el cine, fueron inspiradores y los primeros en generar leyendas. De hecho, y aunque muchos de ellos relataron en primera persona sus andanzas, no han logrado erradicar la cuota de misterio que los rodea. Quizás sea por eso que en nuestro pleno siglo XXI, Marco Polo vuelve a calzarse la casaca de protagonista en una serie transmitida y financiada por Netflix y vuelve a ser éxito. La producción se estrenó en 2014 con su primera temporada y el año pasado presentó la segunda.

El relato comienza cuando Marco Polo es dejado en la corte de Kublai Khan por su padre y su tío como una suerte de embajador/huésped/rehén. A partir de allí, el viajero veneciano se va inmiscuyendo cada vez más en la política interna del Imperio Mongol.

Hay al menos dos filmes basados en la vida de Marco Polo. El primero de ellas es una producción italiana estrenada en 1962 y que, como curiosidad, fue co-dirigida por el cineasta argentino Hugo Fregonese. La otra, es una obra francesa, protagonizada por el mismísimo Alain Delon, y que se estrenó en 1965.

COLON Y EL NUEVO MUNDO

Cristóbal Colón es otro prototipo de explorador y viajero; claro que con menos misticismo y con un rol más socio-económico que Marco Polo. El cine puso sus ojos en el navegante genovés (al menos es la nacionalidad más aceptada) desde los albores mismo de su historia. Entre las primeras películas mudas hay algunas que registran el viaje de Colón y ese primer contacto entre dos mundos (el europeo y el americano). Se destacan del pasado dos producciones: una basada en la novela histórica de Rafael Sabatini y dirigida por el británico David MacDonald, se estrenó en 1949 y está registrada como una producción sueca. Otra aunque filmada y producida en España, cuenta con el argumento de Mario Puzo (el mismo creador de El Padrino), y fue dirigida por John Glen. Aunque el protagonismo recayó en un no tan conocido George Corraface como Colón, grandes figuras como Marlon Brando (el prebístero e inquisidor Tomás de Torquemada), Tom Selleck (el rey Fernando), Rachel Ward (la Reina Isabel), y Catherine Zeta-Jones (Beatriz, la amante de Colón), dieron forma al elenco.

Pero sin dudas, la aproximación cinematográfica más recordada sobre Colón, es “1492, la conquista del paraíso”. El film estuvo protagonizado por Gérard Depardieu, dirigida por Ridley Scott y contó con una de las bandas de sonido más impresionantes e inolvidables del cine mundial, creada por Vangelis.

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IBN BATTUTA, EL VIAJERO RESCATADO POR EL CINE

Es una imagen bucólica: el jinete se aleja lentamente, lleva de las riendas a una mula con algunos bultos. Un grupo de vecinos despiden al viajero, de fondo el Mar Mediterráneo y frente a quien parte, se abre el desierto dorado. Cuando Muhammad Ibn Battuta dejó Tánger para peregrinar a La Meca, el 13 de junio de 1325, seguramente no suponía que el viaje que estaba comenzando iba a durar 24 años.

Ibn Battuta es el gran viajero del Islam medieval, el equivalente musulmán de Marco Polo. El viajero recorrió el norte de África hasta el Delta del Nilo, en Egipto. Su intención fue remontar el río hacia el Sur hasta el puerto de Aydab, sobre el Mar Rojo, y cruzar por allí a la Penísula Arábiga. Pero una rebelión le impidió tomar esa ruta, entonces siguió a Medio Oriente y visitó lo que hoy se conoce como Siria, Palestina, Irak, Persia (Irán) y llegó al Kurdistán. Luego llegó finalmente a La Meca donde permaneció un año. En 1330, avanzó hacia el Sur para conocer Yemen, Etiopía y Zanzíbar. Regresó a La Meca otro año para luego viajar por Anatolia, cruzar el Mar Negro llegar a Crimea y volver por Estambul. Convertido en Juez del Sultanato de Delhi, Ibn Battuta llegó a la India, a Sumatra, Vietnam y pasó por el sur de China. Regresó a su Marruecos natal para viajar al Sur y conocer África occidental. Tras su regreso a Tánger, el incansable viajero murió poco después. Su libro “A través del Islam”, es equivalente a “Il millione”, conocido como “Los viajes de Marco Polo” y dictado por el viajero veneciano.

“Journey to Mecca” es el título oficial de una producción norteamericana de 2009, protagonizada por actores árabes que narra, en la voz del gran Ben Kingsley, los viajes de Ibn Battuta.

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DARWIN Y EL VIAJE QUE CAMBIÓ AL HOMBRE

La más reciente incursión del cine sobre el científico y naturalista Charles Darwin se llama “Creación” y data de 2009. El film hace una referencia colateral a sus viajes de investigación y exploración, se centra más bien en la escritura y presentación de su libro “El origen de las especies”, donde se lanza la revolucionaria teoría evolucionista. El conflicto está dado por las implicancias de su trabajo y su impacto en el ámbito científico, social y hasta familiar. El actor Paul Bettany encarna al célebre científico en ese film.

Darwin escribió su revolucionario libro tras un viaje de cinco años a bordo del HMS Beagle, comandado por el capitán Robert Fitzroy y que lo llevó desde Plymouth a las Islas Azores, Cabo Verde (en África), Brasil (Bahía y Río de Janeiro), Uruguay (Montevideo), Argentina (Punta Alta, Monte Hermoso, las costas Patagónicas, Tierra del Fuego, el canal que hoy lleva el nombre del buque), Chile (Valparaíso, Isla de Pascua), Ecuador (Islas Galápagos), Nueva Zelanda, Australia, Islas Cocos (Océano Índico), Sudáfrica (Ciudad del Cabo) y de nuevo Inglaterra. Curiosamente, “El origen de las especies” fue publicado en 1859, pero anteriormente, apenas regresado a su país, Darwin publicó primero el “Diario de viaje del Beagle”, a poco de regresar.

Técnicamente, no es Darwin ni es su historia, pero no pocos cinéfilos han llamado la atención de la similitud entre el viaje real del HMS Beagle, con el naturalista abordo; y el de fantasía del HMS Surprise, del film “Capitán de mar y guerra: la costa más lejana del mundo”; donde el propio Bettany se pone en la piel de otro científico: el Doctor Stephen Maturinel, médico pero muy aficionado a las ciencias naturales.

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Los viajes del célebre naturalista sí fueron el motor de una producción más antigua e ignota, conocida como “La aventura de Darwin”, de 1972.

LIVINGSTONE, STANLEY Y TODO EL IMAGINARIO DE AFRICA

Durante siglos, África capturó la imaginación del mundo. Misteriosa, oculta, donde conviven animales fabulosos y ambientes tan dispares como selvas intrincadas, terribles desiertos y peligrosas sabanas, el Continente Negro fue una y otra vez recorrida por exploradores. Pero sin duda hay una historia singular: la de Livingstone y Stanley. El primero de ellos, David Livingstone fue misionero, explorador y médico escocés. En 1865, fue encargado por la Royal Geographical Society para adentrarse en África y localizar la fuente de nacimiento del río Nilo. En su periplo, se perdió todo contacto con Europa y Occidente. Entonces, el periódico New York Herald, le encargó a uno de sus periodistas más brillantes, Henry Morton Stanley, que se embarcara para África y encontrara a Livingstone. El encuentro entre ambos exploradores no se produciría sino hasta 1871, luego de que Stanley hiciera un largo periplo. Reunidos, exploraron además el Lago Tanganica y el río Congo.

Esta historia de los dos viajeros fue llevada al cine en 1939, protagonizada por Spencer Tracy, quien contaba con 39 años y estaba en la mitad de su carrera actoral.

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MÁS AMPLIO PERO MENOS MISTERIOSO

Para finales del siglo XIX y principios del XX, el mundo ya era, más o menos, geográficamente hablando, como lo conocemos hoy. Las fronteras misteriosas se corrieron hacia márgenes más hostiles y difíciles de explorar como el fondo del mar, o el espacio. Las historias de exploradores, por tanto, pasaron a tener otros paisajes y otras imposibilidad, otros protagonistas, otros misterios. Y en esos nuevos periplos, la tecnología tuvo mucho, mucho más que decir que en los viajes predecesores.

No podemos (aún), viajar al fondo del mar como turistas, o visitar de cerca los sitios donde alunizaron las misiones Apolo, por ejemplo. Pero sí podemos, en cambio, tratar de imaginar la sorpresa de Darwin al recorrer las Galápagos; o intentar calzarnos en los zapatos de Marco Polo, cuando vio por primera vez la gran Muralla China; o emocionarnos ante La Meca, como Ibn Battuta: son experiencias interesantes. Algo así como jugar a ser niños otra vez y redescubrir las sorpresas del mundo y sus escenarios. Un ejercicio que vale la pena probar.

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