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Berlín experimenta una segunda juventud

Más allá de su perenne atractivo histórico, en los últimos años la capital alemana se ha transformado en faro cultural para jóvenes, artistas y emprendedores, dotando a sus barrios de propuestas innovadoras y una atmósfera relajada. Proponemos un recorrido por esos sitios que están a la vanguardia de todo para redescubrir Berlín desde una nueva perspectiva.  

Berlín es muy reconocida y demandada en los itinerarios por su rol en la historia mundial, como epicentro del III Reich instaurado por Hitler y posteriormente como la imagen más palpable –muro de por medio– de la extensa Guerra Fría. A esos intereses perennes e innegables, hoy la ciudad también agrega un atractivo jovial y artístico, barrial y contemporáneo, cuyo origen se encuentra en el renacimiento cultural de Berlín tras la caída del muro y su reunificación en 1989.

BARRIOS ARTÍSTICOS Y CONCEPTUALES.

El barrio Mitte es el caso por antonomasia de la transformación en las pasadas décadas. Ubicado del lado oriental-comunista, a comienzos de los años ‘90 se trataba de una zona abandonada, por lo que el gobierno comenzó a alentar la instalación de artistas, quienes encontraban grandes espacios para sus ateliers.

Este movimiento, signado por su impronta creativa, hoy encuentra relegada la bohemia de entonces pero no así su innovación. Los jóvenes emprendedores eligen Mitte para llevar adelante sus proyectos, desde startups digitales intramuros hasta enormes galerías de arte contemporáneo, pasando por cafés, bares y discotecas.

Pero no todo es tan simple: aquí, como en todo Berlín, para que un emprendimiento triunfe debe ser conceptual, basarse en una idea, seguir un programa y, muchas veces, aplicar el conocimiento científico. Actualmente una de esas tendencias es la economía sostenible, que depara tiendas de moda con artículos producidos de manera ética (reduciendo el impacto ambiental, por ejemplo) o restaurantes donde cosechan sus propios vegetales en invernaderos (in-farming), como el caso de “Good Bank”.

Otro concepto es, por supuesto, la exclusividad: desde afuera, la tienda de ropa Apartment Berlin (en Memhardstrasse 8) se ve simplemente como un enorme salón completamente vacío, sin marquesina ni personal, como si estuviera dispuesto a la venta inmobiliaria. Recién al entrar, y detrás de un panel, es posible encontrar la escalera que lleva a un subsuelo con vestimentas a precios prohibitivos pero muy demandadas por las personalidades locales.

En tanto, el viejo edificio del periódico Tagesspiegel (en la Potsdamer Strasse) ahora es la concept store número uno de Berlín, en base a las ideas de Andreas Murkudis, un diseñador de origen griego que identifica el lujo con la calidad y apunta a que cada uno de sus productos (de todo, desde zapatos a utensilios de cocina) cuente una historia.

Y así sucede a lo largo de muchos barrios, como Neukölln (en el sudeste de la ciudad), Friedrichshain (en el este) o la zona de Mauer Park (noreste), con tiendas de sombreros estrambóticos, comiquerías, locales donde venden aros y dijes de todas las formas y colores, o un emprendimiento que propone pintar tu propia pieza de cerámica.

Cabe indicar que cada uno de estos paseos urbanos estará indefectiblemente salpicado por el arte callejero e intervenciones en escaparates y edificios, originales y encantadores en su mayoría, con predominancia de colores brillantes y una esencia netamente pop.

En cuanto a las experiencias puramente culturales, Berlín se destaca por ser un espacio de enseñanza y producción, con profusión de festivales y performances de artistas que en los últimos años han llegado de todo el mundo. En este sentido, el exponente más notorio son las “electropartys”, que de día o de noche invitan a la juventud (y a los no tan jóvenes: todos son bienvenidos) a disfrutar de la música electrónica, beber una cerveza y, sobre todo, a vestirse (o a apenas vestirse) como mejor venga en gana.

LOS CLÁSICOS, DE PIE.

Un elemento común a muchos recorridos berlineses es la figura (aunque sea a la distancia) de la Torre de Televisión, de 368 m. de altura e inaugurada en 1969 con el objetivo de demostrar la superioridad del modelo socialista. En sus adyacencias se encuentra Alexanderplatz, punto neurálgico de la ciudad, con sus puestos de comidas al aire libre y un gran freeshop en la galería.

Las compras regulares en shoppings tienen lugar en el complejo Sony Center y Mall of Berlin (en Potsdamer Platz, separados por apenas 200 m.), donde se pueden encontrar las marcas internacionales más conocidas. Compras menos comunes pueden realizarse en las tiendas Humana, dedicadas a la venta de artículos usados, donde es posible encontrar vestimentas de buena calidad a precios reducidos, en especial de estilo vintage.

En cuanto a la temática histórica, un paso obligado es Topografía del Terror, una galería a la cual se accede de manera libre y consta de paneles que cuentan de manera didáctica los pormenores transcurridos desde el ascenso del nazismo hasta su caída. En este sentido también vale conocer Checkpoint Charlie, el Museo del Muro y recorrer el Monumento a los Judíos Asesinados de Europa, una superficie de 19 mil m² en donde se colocaron 2.711 losas de hormigón de distintas alturas, en forma de cuadrícula.

Este hito se encuentra muy cerca del principal ícono berlinés: la Puerta de Brandenburgo. Esta estructura de columnas coronada por una cuadriga funciona como entrada al Tiergarten, el corazón verde y geográfico de la capital, que entre sus atractivos cuenta con el zoológico y los 67 m. de altura de la Columna de la Victoria, alzada en 1864 tras la victoria de Prusia en la guerra germano-danesa.

MUSEOS.

La Isla de los Museos consiste en un conjunto de cinco establecimientos de gran prestigio, ubicados en el área de Mitte. Allí están:

• El Museo Antiguo, diseñado en 1830, con su colección de antigüedades prusianas.

• El Museo Nuevo (1841), reabierto en 2009 luego de quedar en ruinas tras la Segunda Guerra Mundial, que guarda piezas prehistóricas y egipcias, destacándose el busto de Nefertiti.

• La Antigua Galería Nacional, con obras del clasicismo, el Biedermeier, el impresionismo y los primeros contemporáneos.

• El Museo de Pérgamo –el más visitado de la ciudad–, con el Altar de Zeus y la puerta romana del Mercado de Mileto.

• El Museo Bode, de estilo neobarroco, que alberga una extensa colección de esculturas y joyas del Museo de Arte Bizantino.

El acervo museístico se extiende a través de propuestas más disímiles, como los museos de arte moderno y contemporaneo (el Museo Berggruen es un buen ejemplo), el DDR Museum, que invita a conocer el estilo de vida en la Alemania Oriental; y el Computer Spiele Museum, una propuesta ideal para las familias donde se reúne la historia de los videojuegos a través de exhibiciones, esculturas y la posibilidad, por supuesto, de probar consolas y arcades de antaño.

TIPS PARA EL VIAJERO

Cómo moverse: la ciudad cuenta con una extensa red de metro y buses. La tarifa regular de un pasaje es € 2,8, mientras que el pase diario vale € 7 y el semanal € 30. Otra opción es la Berlin Welcome Card, que consiste en un pase de transporte con una validez de 2 a 6 días junto a una guía de 200 atracciones con descuentos de hasta el 50%.

Cuándo viajar: siempre es conveniente viajar en las estaciones más templadas (de mayo a septiembre), ya que los inviernos son muy fríos, incluso con nevadas.

Electricidad: 230 voltios.

Qué comprar: en cuanto a los dulces, hay que aprovechar los deliciosos mazapanes, las tabletas de chocolates a excelente precio y la gran variedad de Haribo (reconocida por sus gomitas con forma de osos). En cuanto a juguetes, no existe lugar con mayor variedad de muñecos Playmobil (cabe recordar que su origen es alemán).

Qué comer: debido a la gran influencia internacional, la comida es bastante variada. Al paso vale probar salchichas de todo tipo y los doner kebab, así como visitar los locales que ofrecen sabrosos salteados asiáticos o excelentes hamburgueserías (como The Bird, en Mauer Park).

Informes: www.visitberlin.de/es

 

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