A medida que desandamos el mapa argentino nos encontramos con gratas sorpresas. Catamarca es una de ellas por sus paisajes, rutas, pueblos, cultura, historia. Es una verdadera joya por descubrir en los cuatro puntos cardinales. Pero esta vez nos abocaremos a uno de los fenómenos más célebres que tiene la provincia, que convoca a miles de personas: se trata de Nuestra Señora del Valle, la patrona del turismo argentino. La "virgen morenita", como la inmortalizó en una zamba Jorge Cafrune, celebra dos fiestas al año que atraen a multitud de peregrinos, promesantes y turistas de todo el país: una es el 8 de diciembre, la otra ocurre el segundo fin de semana después de Pascuas.
Con Luján e Itatí, es una de las tres advocaciones de la Virgen María más tradicionales de Argentina. Las celebraciones tienen como centro a la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle (San Fernando del Valle de Catamarca). Para entender el fenómeno que atrae a miles de peregrinos y turistas, debemos remontarnos 400 años atrás: los relatos dicen que entre 1616 y 1620 un nativo descubrió en una gruta la imagen de la Virgen María, de la que nunca se supo cómo llegó a ese lugar solitario. La estatuilla, que mide apenas 76 cm., es de rostro trigueño y tiene las manos unidas por las yemas de los dedos y las muñecas.
UN CAMINO DE LA FE.
De cara a los 400 años del hallazgo se ha creado un nuevo circuito turístico, que comienza en la gruta donde fue encontrada la imagen. Se accede hasta allí desde el centro por la Avenida Camino de la Virgen, en un trayecto de 15 minutos en auto. También es posible tomar un tour con guías locales o abordar un colectivo de línea. La gruta de Choya, en alusión al pueblo cercano, está enclavada en el faldeo del Ambato, cadena montañosa ubicada al oeste de la capital de la provincia. Posee un templete, construido en 1941, que la cubre en su totalidad, así como un sencillo altar de piedra y una pequeña sacristía. Los promesantes dejan sobre la montaña sus ofrendas, de donde se desprenden historias que emocionan.Por la misma avenida se regresa y en la segunda rotonda, en Avenida México, se gira a la izquierda camino a San Isidro, departamento de Valle Viejo. Esa es la segunda parada del recorrido. Se trata de la Ermita, una construcción que, originariamente, era de adobe y paja. Como el paso del tiempo la fue deteriorando, lo que vemos hoy es una réplica realizada en 1926. Allí podemos apreciar, también, la estatua de Manuel de Salazar, que fue el hacendado español que recogió la imagen de la gruta y construyó ese pequeño refugio para la virgen.
Allí los viajeros se interiorizarán sobre el milagro ocurrido con Salazar. Cuenta la leyenda que frente a un incendio en el depósito de algodón que tenían en la finca, Salazar imploró por un favor a la virgen y éste fue complacido. El fuego paró y prácticamente no registró pérdidas materiales. Desde ese lugar se regresa por el único camino con asfalto de la ciudad hasta desembocar en la Avenida Presidente Castillo, que lleva directo a la Catedral Basílica, uno de los templos del estilo neorrenacentista italiano más bello de todo nuestro país. Declarado Patrimonio Nacional en 1941, es la actual morada de la patrona de Catamarca, que yace en un camarín construido en 1916. En conformidad con la antigua costumbre española la imagen fue vestida desde el principio y así ha quedado siempre. El atuendo consta de de túnica blanca y largo velo azul que no dejan visible más que el óvalo del rostro y las manos que sobresalen de una hendidura.
UN IMPONENTE EDIFICIO.
La Catedral, ubicada frente a la plaza 25 de mayo, no sólo impresiona por su robustez exterior, sino que deja al visitante sin palabras cuando se ingresa en ella. Sus techos están cubiertos por pinturas a la tela que muestran todo el recorrido de la virgen desde su hallazgo hasta su llegada a la ciudad capital. También emocionan las capillas de sus naves laterales, los hermosos vitrales por donde ingresa el sol tiñendo las paredes del recinto y la cúpula del crucero a 20 m. de altura con una magnífica representación de la Asunción de María a los cielos.
Completan el recorrido el campanario, que está abierto al público y asegura unas vistas panorámicas de la plaza principal, la ciudad y los cerros que rodean a la capital catamarqueña. Como atractivos adicionales se destaca el Museo de la Virgen, un verdadero centro de interpretación de la fe mariana de la provincia. A escasas 5 cuadras, por la calle República, esta la plaza de la Coronación, en el paseo General Navarro. Allí, hace 127 años, por decreto del Papa León XIII, fue coronada la imagen. Vemos una réplica exacta de hierro forjado con la que se coronó a Nuestra Señora del Valle, como Limpia y Pura Concepción del Valle. Fue colocada allí en 1991.
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