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Nueva Zelanda: 5 destinos imprescindibles

Una guía para saber qué conocer en este fascinante destino, que combina naturaleza con ciudades amigables.

Un destino remoto y pequeño, con una geografía asombrosa, el encanto maorí y una naturaleza fascinante son sólo algunos adjetivos para describir a Nueva Zelanda. Un país conformado por dos grandes islas –Norte y Sur–, divididas por el estrecho de Cook y con numerosas islitas pequeñas alrededor.

¿Qué visitar en Nueva Zelanda? Esto:

-Auckland: es la puerta de entrada al país, que además de un enorme puerto alberga islas y un vibrante paisaje urbano. Además de sus edificios más típicos como el Auckalnd Civic Theater, el Town Hall, Aotea Square o la céntrica Karangahpe Road, numerosas playas salpican los alrededores de la ciudad, y un paisaje circundante con 48 conos volcánicos en las inmediaciones que proveen excelentes perspectivas de la ciudad.

-Wellington: También poseedora de playas de gran atractivo, la ciudad se distingue por su propuesta gourmet, entronizada en tiendas de delicatessen, cafés y restós que abundan en Courtenay Place y Cuba Street. Wellington es, además, cabecera de la ruta vitivinícola de Nueva Zelanda, que además pasa por otras localidades como Malrborough, Wairarapa y Hawke’s Bay.

-Christchurch: verdadera puerta de entrada a la naturaleza. Más allá de su belleza arquitectónica en plena etapa de reconstrucción (ya que la ciudad fue duramente afectada por un terremoto en febrero de 2011), la metrópolis es la puerta de entrada de un conglomerado de propuestas singulares. Surf y windsurf, avistaje de ballenas, bungy-jumping, alpinismo en el monte Cook/Aoraki, o recorrer el Parque Nacional Arthur’s Pass a través de sus senderos.

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Una idílica imagen de Queenstown, meca de los viajeros románticos.
Una idílica imagen de Queenstown, meca de los viajeros románticos.

-Queenstown: situada a orillas del lago Wakatipu y en medio de imponentes cadenas montañosas. También ligada a las actividades de aventura (bungy-jumping, paracaidismo, cabalgatas y caminatas) que invitan a sumergirse en el paisaje, la ciudad tiene un singular pasado unido a la explotación del oro y de hecho la cercana mina de Arrowtown, que puede visitarse, continúa activa.

-Dunedin: conocida como “La Edimburgo de Nueva Zelanda”, tiene justamente un gran patrimonio escocés, pero también una notable arquitectura victoriana y eduardiana. Además, se puede conocer desde allí el distrito Waitaki, dominado por aldeas de pescadores o la muy escénica Southern Route que llega hasta Invercargill.

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