Atrás dejamos el relato sobre nuestra bella experiencia familiar en El Manantial del Silencio, para adentrarnos en la segunda parte de la historia: un auténtico continuado de nuevos y hermosos momentos vividos, esta vez durante tres días en La Comarca - Hotel con Encanto, el siguiente stop de nuestra estadía en Purmamarca.
La Comarca - Hotel con Encanto: toda la paz de Purmamarca en un solo lugar
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Una estructura abierta, organizada alrededor de una plaza central donde se ubican habitaciones, cabañas y casas (recreando así el típico caserío andino) dio la bienvenida a esta familia de cuatro aventureros: mi esposa, mis hijos (Simón, de ocho años; y Manuel, de seis), y yo. Ni bien ingresamos al establecimiento, fue Serafín, de Recepción, el encargado de darnos una cálida bienvenida, y de conducirnos directamente a nuestra morada: se trataba de una hermosa y cálida cabaña ideal para familias, con un inmenso cardón en el pequeño jardín frente a la puerta de entrada. En su interior, la cabaña estaba totalmente equipada con vajilla básica y microondas, además de una mullida cama matrimonial y dos sillones-cama en el living.
Nuestra cabaña era una auténtica perlita en el menú de alojamiento de La Comarca, que se compone de la siguiente forma: cuatro cabañas cuádruples, dos casas con una y tres habitaciones, una suite para dos personas y 13 habitaciones estándar.
Piedra, adobe, paja, cañas y maderas canteadas a mano son los elementos siempre presentes en la arquitectura del complejo. Además, cada habitación se nos despliega como decorada con un toque personal, que conjuga artesanías y pinturas de artistas locales con diseños de vanguardia, logrando así ambientes únicos.
A RELAJAR TODAVÍA MÁS.
Embelesados como estábamos, y tras un merecido descanso en la plácida terracita, nos dispusimos a conocer la piscina climatizada, de la que tanto habíamos escuchado hablar. Realmente, la experiencia de sumergirse en ella supera todo relato: imagínese usted, caro lector, adentrándose en aguas de una temperatura promedio de 26°C, con los ocres y naranjas de los cálidos cerros jujeños como telón de fondo; y ese azul profundo del cielo, tan característico del Norte argentino. Sobre el fondo de la piscina discurre además una pequeña cascada artificial, debajo de la cual es recomendable hacer una pasadita, de modo de arribar al éxtasis total.
¿Imagina usted además la postal descripta, pero con niños incluidos? Pues bien, no hay ningún problema con ello. Todos, absolutamente todos en La Comarca –su staff profesional, así como los huéspedes– resultaron absolutamente tolerantes con los más pequeños. Además, los niños entienden a la perfección la importancia de respetar el descanso del otro. En el caso de Manuel y Simón, la felicidad les había habitado sus cuerpecitos: nadaban de aquí para allá, se relajaban sumidos en el agua calentita, contemplaban los cerros, volvían a jugar, y se compraban con sus sonrisas de oreja a oreja a todos los huéspedes cercanos.
A la alternativa de la piscina se suma además un completo spa, equipado con un sauna y duchas escocesas; además de opciones de masajes descontracturantes, linfáticos, faciales o reductores.
HORA DE COMER
Luego de la piscina, nos sumimos en un largo descanso dentro de la confortable cabaña, donde cada integrante de la familia eligió su lugar en el mundo, de modo de no sentirse invadido ni molestado por el otro (hay que decirlo: que las habitaciones no tengan televisión es una decisión por demás acertada).
Así, mientras mi esposa optó por tomar una copa de vino en el balcón terraza, contemplando una verde alfombra que culminaba en los cerros; uno de los niños prefirió jugar con su tablet, despatarrado en su cama, mientras que el otro dio rienda suelta a un enorme proceso creativo, crayones en mano y papel sobre la mesa ratona. Yo en cambio, le di duro y parejo a un libro gordo, que uno siempre comienza a leer en la gran ciudad, pero que nunca sabe cuándo podrá llegar a terminar. A decir verdad, recostado en nuestra mullida cama, la lectura de 20 páginas seguidas se intercalaba con intervalos de siestas de media hora: y que me vengan a hablar de descanso. Hacia la noche, escuchamos atentamente los llamados de nuestros estómagos, que nos trasladaron directamente al restaurante de La Comarca.
Cálido, elegante, íntimo, el espacio gastronómico se encuentra abierto para el almuerzo y la cena. Dentro de él, el chef invita a los comensales a experimentar una auténtica fusión de platos regionales con exponentes de la cocina moderna e internacional. Desde las clásicas empanadas norteñas hasta las humitas en chala, pasando por un exquisito carpaccio de llama, quinoa y papa andina, sin dejar de lado platos a base de truchas de las lagunas de Yala.
Para apuntar: el establecimiento posee una cava que ofrece degustaciones orientadas a los más exigentes paladares. Allí maduran vinos seleccionados de excelente cosecha, provenientes de las mejores bodegas argentinas de la Patagonia, Cuyo y Salta (con sus característicos vinos de altura).
Luego de todas estas pequeñas experiencias, quedó demostrado lo que pensábamos: qué mejor opción, para completar un periplo familiar por los coloridos cerros jujeños, que alojándose unos días en La Comarca. Los niños lo probaron y aprobaron; los adultos, también.
DATOS ÚTILES
Ubicación: La Comarca está ubicada en Purmamarca (Jujuy), sobre la RN N°52, Km. 3,8.
Cantidad de habitaciones: 13 habitaciones estándar, cuatro cabañas cuádruples, dos casas con una y tres habitaciones, y una suite para dos personas.
Servicios: check in 13 hs. / check out 11 hs.; desayuno buffet; recepción las 24 hs.; restaurante de cocina regional e internacional; cava de vinos y productos regionales; Internet / wi-fi; salón de estar; piscina exterior climatizada; solario; sauna; sala de masajes; mini gym; servicio de lavandería; boutique de artículos regionales.
Informes: (0388) 490-8001 y 490-8098 / [email protected]
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