Luego de las decenas de horas de viaje que implican movilizarse de América a Japón, una o dos escalas mediante, nuestro anhelo es llegar tan pronto como sea posible desde el aeropuerto a nuestro confortable hotel. La estación de Ikebukuro y su barrio circundante constituyen uno de los puntos mejor conectados de Tokio, con lo que su pronto acceso es una garantía... pero, ¿será tan fácil encontrar el hotel indicado?
Hotel Metropolitan: elegancia y accesibilidad en Tokio
Este interrogante no se sostiene por más de 50 metros: el Hotel Metropolitan está literalmente a la salida de la estación Ikebukuro, cruzando un pequeña calle en diagonal.
El edificio se presenta imponente, con una explanada semicubierta rodeada de arbustos y cañas de bambú iluminados con lamparitas durante las noches. Tras franquear las puertas automáticas y dar un giro por un pasillo, el hall sorprende: amplísimo, revestido en mármol, con los escritorios de check in al frente, sillones a los flancos y un mezzanine sobre nuestras cabezas. Clásico, sí; impecable también.
Todos los asistentes son sumamente amables y serviciales, haciendo honor y gala de la tan mentada hospitalidad japonesa. Y aquí cabe recordar una norma general del Japón: las propinas no están bien vistas; ergo, la predisposición de los colaboradores responde a una ética del trabajo bien realizado, con excelencia si cabe la posibilidad, en favor de atender diligentemente a los viajeros y entregar en definitiva una mejor experiencia.
LAS INSTALACIONES.
Con nada menos que 807 habitaciones, las variantes son múltiples, desde las habitaciones equipadas con cama single (las más económicas del tarifario), hasta la magnánima Metropolitan Suite, ubicada al tope del hotel, en el piso 24, con 130 m² que incluyen una sala de reuniones de 50 m². Entre ambos extremos se encuentran cuartos estándar, superiores, suites y habitaciones ejecutivas con todo tipo de configuración.
Además de las comodidades clásicas –se agradece el espejo del baño que no se empaña–, la estadía incluye el uso de un “handy device” portátil, que se puede llevar de paseo para tener conexión de Internet en todo momento o sacar fotos, entre otras funciones. Asimismo, a primera hora los huéspedes reciben en su puerta el diario en inglés.
En el apartado gastronómico, en planta baja se sirve el desayuno buffet, con una enorme diversidad de platos que debido a la heterogeneidad del público abarcan clásicos occidentales –comenzando por el bacon y los huevos– hasta salteados, currys, pescados y otros curiosos bocados locales. Una excelente idea es tomar el desayuno especial del restaurante Ovest, del piso 25, junto a una panorámica increíble de la ciudad que incluso alcanza la cima del monte Fuji en los días claros. La propuesta incluye un plato a la carta –por ejemplo, salmón ahumado y huevo benedictino– y una selección de platos como ensalada cesar (con bacon, cebolla frita, croutons y raíz de loto como toppings), cinnamon rolls, salchichas con mostaza en grano, porchetta, tabla de quesos (con quezo azul y brie de alta calidad) y sopa de calabaza.
Para almorzar o cenar, las opciones incluyen Hanamusashi, un verdadero y sofisticado restaurante japonés que excede largamente los platos más conocidos por nuestros paladares; el restaurante chino Kei-Lin; y la gastronomía europea de Est, también situado en el piso 25. A ello se suma el bar Orient Express, así como una práctica panadería instalada en el primer piso, donde también hay locales de decoración floral –ikebana incluido– y una tienda de recuerdos.
Cabe indicar que el Metropolitan cuenta con una promoción (sujeta a disponibilidad) de diciembre a enero, con tarifas que comienzan en US$ 185 más impuestos.