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Estambul, capital de la cultura y la historia

En Estambul las maravillas para recorrer son incontables, y no se limitan a la sorprendente geografía de Turquía o su preciosa arquitectura.

Hay muchas ciudades en el mundo formadas de retazos de varias ciudades. Pero quizá por ser la única que cubre dos continentes, en Estambul esta superposición se hace evidente a cada paso. Es que esta extraña urbe fue el puente entre dos mundos.

Fue la antigua Bizancio de griegos, persas y macedonios; la Constantinopla del Imperio Romano de Oriente, que la llenó de esplendor; y la favorita de los sultanes otomanos que hasta bien entrado el siglo XX contribuyeron a su mágico encanto con fabulosos palacios, monumentos y mezquitas.

El viajero desprevenido puede verse sorprendido, apenas al llegar a su hotel, por un sonido profundo que brota de todas partes, se va elevando como la bruma del Bósforo por las mañanas y desciende por fin sobre la ciudad como la descarga de un nubarrón pesado.

Es el llamado que convoca a los musulmanes a la oración cinco veces por día, en horarios variables dependiendo de la salida del sol, con el bramido metálico de cientos de altavoces que coronan las mezquitas en cada barrio.

Las mezquitas, uno de los atractivos turísticos principales

Entre los muchos templos que adornan la ciudad, quizá sea imprescindible la visita a la Mezquita Azul, la más grande y fastuosa de Estambul, que recibe su nombre debido al color de los delicados azulejos de Iznik que decoran sus paredes.

El sultán Ahmet I encargó su construcción en tiempos de la decadencia otomana, entre 1609 y 1616, y su grandiosidad coronada por seis minaretes, provocó en la época numerosas controversias entre los que afirmaban que intentaba rivalizar con La Meca.

Cuentan que las discusiones concluyeron cuando el sultán propuso financiar un nuevo minarete para La Meca.

Durante los horarios de oración, por lo general las mezquitas sólo permiten la entrada a los fieles del Islam, que se lavan los pies antes de entrar al edificio en un ritual de purificación.

En otros momentos del día, visitarlas es sin duda uno de los principales atractivos de esta ciudad. Para ingresar es necesario quitase los zapatos, llevar cubiertos los hombros y las rodillas y, en el caso de las mujeres, también la cabeza.

Aunque fue una mezquita durante 500 años, Santa Sofía es la obra cumbre del arte bizantino. Construida del 532 al 537, durante el mandato de Justiniano I en Constantinopla, fue iglesia ortodoxa durante más de 900 años. Los minaretes que se pueden apreciar en el exterior fueron añadidos en momentos posteriores, cuando el edificio fue convertido en presa de la lucha religiosa.

Actualmente es un museo, recientemente restaurado, donde se pueden apreciar los más bellos ejemplos de mosaicos bizantinos.

mezquita azul
En Turquía la Mezquita Azul es un ícono entre los espacios turísticos.

En Turquía la Mezquita Azul es un ícono entre los espacios turísticos.

El Bósforo, una maravilla en Turquía

El estrecho que separa Asia de Europa también une el mar de Mármara con el Mar Negro. Navegarlo es imprescindible para hacerse una idea de la enorme cantidad de palacios, lujosas mansiones y construcciones de madera que balconean sobre sus aguas, así como terrazas con restaurantes. Impresiona también ver la interminable fila que dibujan en el horizonte los barcos que esperan su turno para pasar de un lado al otro.

El Cuerno de Oro es un importante puerto natural, un valle inundado que impulsó el poderío de Constantinopla. Durante siglos el comercio local se centró en los almacenes que lo rodeaban, donde navíos llegados de todas las latitudes descargaban sus mercancías. Esta ría estrecha divide el lado europeo de la ciudad en dos partes: la ciudad vieja y la parte de Galata. El origen de su nombre, dice la leyenda, se debe a que durante la conquista otomana los bizantinos arrojaron tantos tesoros a sus aguas que desde el fondo resplandecían los destellos de oro.

El puente de Galata, construido en 1992, cruza la entrada del Cuerno de Oro y se abre en el centro para que pasen embarcaciones de gran porte. Desde sus varios restaurantes se puede apreciar la extraña geografía de Estambul, repartida sobre siete colinas, rodeada de agua y a caballo entre Asia y Europa. El astillero del Palacio de Topkapi, el Pabellón de los Cesteros, la estación de Sirkeci y la mezquita de Valide, además del Bazar Egipcio, recortan sus siluetas en la orilla de la ciudad histórica.

Una visita al Palacio de Topkapi, construido entre 1459 y 1465 y residencia de todos los sultanes del imperio hasta el siglo XIX, permite recorrer patios, pabellones y jardines para trasladarse a un mundo de cuento. Allí se encuentran fabulosos tesoros que muestran algo del esplendor de los casi 500 años de reinado otomano, así como reliquias sagradas del Islam, entre las que se destacan dos espadas y una capa que usó Mahoma.

También se puede recorrer el harén, lugar de residencia de las esposas y concubinas del sultán, casi un laberinto de corredores y habitaciones por los que se realiza una visita guiada.

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Los mercados turcos, interminables

Los mercados en Estambul son interminables. Una visita imprescindible, en la que conviene dejarse llevar con paciencia por su escenografía atiborrada de maravillas, es la del Gran Bazar.

La idea es perderse entre sus 4.000 negocios donde abundan las joyas, las alfombras y las sedas, los artículos de cuero, cobre y bronce, y donde reina el arte del regateo: es una práctica ineludible en cualquier transacción y, de no realizarlo, el comerciante lo tomará sin dudas como una ofensa a la arraigada tradición comercial local.

Los caminos a través del mercado se organizan por rubro: oro, plata, piedras, van marcando el rumbo a través de los pequeños comercios. Sin embargo, el tesoro más valioso es la paciente conversación en la que hombres de barbas blancas regalan al viajero, en cualquier lengua, su ancestral sabiduría acerca de cómo curar cuerpo y alma.

Otro imperdible es el Mercado de las Especias, edificio donde antiguamente descargaban sus perfumados tesoros quienes se aventuraban por las rutas de Oriente, y donde los cocineros de los sultanes iban en busca de inspiración. El colorido de cientos de hierbas y polvillos aromáticos es irresistible por su contraste, belleza y encanto. Frutos secos, confituras, cientos de dulces preparados a lo largo de siglos de golosa tradición, se mezclan con tesoros raros, guardados en celosos frascos. Pero los comerciantes siempre estarán dispuestos a dejarle levantar la tapa para que escape algo de su magia, o incluso permitir al viajero probar algunos sabores que, seguramente, nunca antes ha sentido.

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Turquía.

Turquía.

Una ciudad pujante y cosmopolita en su parte de Europa

Pero Estambul es también una urbe pujante y cosmopolita. Esto se nota sobre todo en su parte europea, cuyo centro neurálgico es la plaza Taksim. En este distrito se encuentran algunos de los hoteles más lujosos, bares y restaurantes, y es posible pasear en un pintoresco tranvía, o tomar el metro. También visitar el Centro Cultural Ataturk, o simplemente caminar por las calles principales.

Para quienes prefieran literalmente darse un baño de tradición, una opción ideal para el relax es conocer alguno de los famosos baños turcos. Los hammams se visitan en excursiones que llevan a los viajeros hasta el lugar, generalmente con áreas separadas para hombres y mujeres. Allí, envueltos en una toalla tradicional, el petemal, pasarán del baño de vapor a una piedra donde se suele permanecer más de una hora descansando y esperando el turno de recibir un inolvidable masaje a cargo de manos expertas.

Tips para un viaje inolvidable a Estambul

La ciudad tiene una variada oferta de alojamiento, con propiedades de buen nível tanto de grupos nacionales como internacionales.

Es posible alojarse tanto en la parte antigua (Sultanahmet y Bezayit), cerca de los principales monumentos y bazares, aunque más solitaria de noche; o cerca de Taksim, corazón de la ciudad moderna, donde abundan los bares, restaurantes y comercios.

Respecto al clima, durante los meses de verano las temperaturas suelen alcanzar las 30ºC, con escasez de lluvias, aunque refresca por las noches. Durante el invierno, la temperatura se situa entre los 10ºC y 15ºC de temperatura, aunque por la noche puede llegar a los 3-4ºC. Los meses más lluviosos son diciembre y enero.
Moneda: la moneda nacional es la lira turca. Un euro vale aproximadamente dos liras turcas mientras que U$S 1 equivale a 1,5 liras turcas.

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