El cine italiano es uno de los más importantes del mundo, ésa no es ninguna novedad. La tradicional sensibilidad artística italiana vibra de un modo especial en la pantalla grande. La península ha dado grandes intérpretes como Sofía Loren, Gina Lollobrigida y Marcelo Mastroianni, a compositores de música para el Séptimo Arte como Nino Rota o Ennio Morricone, maestros de la dirección como Federico Fellini, Roberto Rosellini, Luchino Visconti, Vittorio De Sica, Sergio Leone, Bernardo Bertolucci o Pier Paolo Pasolini, entre otros. Algunos de los filmes producidos en Italia se ubican entre los más taquilleros de la historia misma del cine como “Por un puñado de dólares”, de Sergio Leone, inscripto en el género de los italianísimos “Spaghetti westerns”; “La dolce vita”, que aún genera la polémica si es la mejor película de Fellini o directamente la mejor de la historia del cine; o la multipremiada “Il Gattopardo”, de Visconti. Esta trascendencia también tuvo su correlato en la obtención de los premios Oscar, que incluye a artistas italianos como Anna Magnani (premio a la Mejor actriz principal por el filme “La rosa tatuada”, de 1955), Sofía Loren (Mejor actriz por “Dos mujeres”, de 1961 y Oscar honorario a la trayectoria en 1991); Bernardo Bertolucci (Oscar a la mejor dirección y al Mejor guión adaptado en 1988, por “El último emperador”); o las 13 obras italianas que han ganado el premio como mejores filmes en idioma extranjero (“El limpiabotas”, 1947; “Ladrón de bicicletas”, 1949; “La strada”, 1956; “Las noches de Cabiria”, 1957; “8 ½”, 1963; “Ayer, hoy y mañana”, 1964; “Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha”, 1970; “El jardín de los Finzi Cortini”, 1971; “Amarcord”, 1974; “Cinema Paradiso”, 1989; “Mediterráneo”, 1991; “La vida es bella”, 1998; y “La gran belleza”, 2013).
10 películas para enamorarse de Italia
Pero no se trata aquí de ensalzar la cinematografía italiana, o referirse a las historias que han contado los italianos en la pantalla o como ellos se ven a sí mismos como sociedad. Viajando es una revista de turismo y como tal la idea es destacar aquellos filmes, que aunque lejos de algunas de las obras maestras que mencionamos más arriba, nos mostraron toda la belleza de los paisajes italianos. Aquí seleccionamos 10 largometrajes que probablemente no se ubiquen nunca en la lista de películas imperdibles de la historia grande del cine, pero que sí supieron hacernos soñar con Italia y todo su esplendor visual.
“Vacaciones en Roma”
Pocos saben que la película de 1953 fue innovadora porque lejos de utilizar estudios, la película se rodó casi íntegramente en escenarios naturales. Es decir en la propia Roma, lo cual la pone al tope de nuestra lista. La historia cuenta que una princesa europea, Anna (Audrey Hepburn), se hace amiga de un periodista estadounidense, Joe Bradley (Gregory Peck), con el cual recorre y disfruta Roma, lejos del protocolo y las rígidas normas reales. Es una comedia y fue rodada hace ya 60 años, pero la Ciudad de las Siete Colinas sigue siendo la misma y muchos de los escenarios siguen allí, espléndidos.
“A Roma con amor”
Un homenaje de Woody Allen a la capital italiana, con cuatro historias que se entrelazan con la metrópolis de fondo, a ritmo de comedia y con un elenco internacional en el que se cuenta al propio director, Alec Baldwin, Ellen Page, Jesse Eisenberg (el nuevo actor fetiche de Allen), la española Penélope Cruz y el italianísimo Roberto Benigni, entre otros. La película fue escrita por el propio Woody Allen y es producto de la idea de un grupo de productores italianos de cine que se unieron para financiarle una película al creador neoyorquino al que le impusieron una sola condición: que el filme transcurriera en Roma.
“Belleza robada”
Una concesión de la lista: es un filme dirigido por un italiano. Sin embargo, Bernardo Bertolucci puede ser considerado como el más hollywoodense entre todos sus compatriotas. De hecho, la protagonista es Liv Tyler, acompañada de un soberbio Jeremy Irons. Y casi como un tercer protagonista aparece la Toscana, donde se desarrolla este drama de verano donde se mezclan el amor, la pasión y el erotismo. Hay muchas escenas rodadas en la propia campiña y los escenarios urbanos corresponden a San Gimignano.
“Cartas a Julieta”
Es una comedia romántica en la que Sophie (Amanda Seyfried) acompaña a Claire (Vanessa Redgrave) y su nieto Charlie (Christopher Egan), en un romántico periplo en busca de un amor juvenil del que se separó hace 50 años. La historia comienza en Verona, en la mítica casa de Julieta, donde los amantes buscan protección y consejo, y luego se proyecta a la campiña llena de viñedos, perfiles ondulados, villas pequeñas y casonas antiguas, al igual que atardeceres espectaculares. Bucólica por momentos, romántica siempre, la película se sostiene en parte en la belleza del paisaje circundante.
“El mercader de Venecia”
Parece, en principio, un viaje en el tiempo, a la Italia del siglo XVI. Pero la realidad es que, de muchos modos, Venecia parece a veces detenida en el tiempo. La historia clásica, de William Shakespeare, plantea el drama cuando el prestamista Shylock (Al Pacino) pretende ejecutar el cobro de una deuda que mantiene Antonio (Jeremy Irons), el cual contrajo para ayudar a su amigo Bassanio (Joseph Fiennes) a cortejar a una dama. Aunque con un mensaje fuertemente social y controvertido, la película se plantea como un drama íntimo, y quizás por eso casi no se utilizan planos largos ni panorámicas. Pero esto no impide disfrutar de una Venecia magnífica y mágica.
“Bajo el sol de la Toscana”
Una historia sencilla y previsible, protagonizada por Diane Lane, que encarna a la escritora Frances Mayes que llega a la Toscana para recuperarse tras un divorcio. Y allí, la zona despliega todo su encanto para enamorarla… y retenerla. Aunque todo transcurre en un pueblo ficticio bautizado como Bramasole, lo cierto es que casi toda la película está filmada en Cortona, provincia de Arezzo, y alguna que otra secuencia corresponde a otro pueblo de la región, Montepulciano.
“Solo tu”
Una comedia romántica con alguna pincelada de road movie, en la que Faith Corvatch (Marisa Tomei) suspende sorpresivamente su boda para ir a perseguir a un platónico amor de su vida, que termina siendo Peter Wright (un jovencísimo Robert Downey Jr.). Lo que la hace gran partícipe de esta lista, es que la “persecución” se produce por Italia. Es así como van desfilando Venecia, Roma, la Toscana y culmina en el absolutamente romántico pueblo de Positano. Cenas en pequeños restaurantes, un paseo en carruaje, hoteles históricos, la película es un folleto turístico en sí mismo.
“El turista”
Una vuelta a Venecia a través de un thriller con elementos románticos en el que, cautivado por la belleza de Elise Clifton-Ward (Angelina Jolie), Frank Tuppelo (Jhonny Depp) se ve arrastrado en medio de una historia policial, perseguido de igual modo por la policía y por una banda de gangsters. Aunque la película comienza en París, buena parte y hasta el final se desarrolla en Venecia y alguno de sus sitios más emblemáticos como el Hotel Danieli, el Palazzo Pisani Moretta, el Palazzo Benzoni, el Pontile Ubintoro, el Museo Guggenheim, el Palazzo Loredan, el Palazzo Zeno, la Piazza San Marcos y la Scuola Vecchia della Misericordia, entre muchos otros.
“Passione”
Una joya distinta. Se trata de un filme documental realizado por el actor y director estadounidense John Turturro, quien justamente a partir de su propia herencia familiar italiana se sumerge en Nápoles, para rescatar su tradición musical. La mayoría de las escenas y de los números musicales fueron grabados en la Iglesia de San Domenico Maggiore, en los castillos dell’Ovo y Sant’Elmo y el Solfatara. A lo largo de la película se escucha la música de Pietra Montercorvino, James Senese, Peppe Barra, Fausto Cigliano y Rosario Fiorello, entre otros. También se rescatan los aportes que a la música popular del sur de Italia hicieran artistas de la talla de Enrico Caruso, Sergio Bruni, Massimo Ranieri y Renato Carosone.
“Yo soy el amor”
La segunda y última concesión: otra película italiana, dirigida por Luca Guadagnino. Es un drama familiar, acaso oscuro y complejo, con una composición de imagen meticulosa y meditadamente fría. Pero tiene como escenario a Milán y todo su fino y delicado lujo, y en menor medida de la también norteña ciudad de San Marino. Buena parte del filme transcurre en la “Villa Recchi” (apellido de la familia que protagoniza la película), que es en realidad la Villa Necchi Campligio, situada Via Mozart 24, Milán. Se trata de una joya arquitectónica que fue construida entre 1932 y 1935, que utilizaba la familia Necchi Campiglio para poder dormir y no tener que regresar a su Pavia natal, tras las funciones de la Ópera a la que eran tan asiduos. Resulta imposible dejar de mencionar la soberbia actuación de Tilda Swinton, como protagonista del filme.
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