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Mato Grosso, la otra naturaleza de Brasil

Lejos de la tradicional oferta brasileña de playa, en el corazón de ese país el estado de Mato Grosso apuesta al crecimiento de un turismo basado en un entorno natural sorprendente.
El pantanal, la mayor planicie inundable del mundo, es sólo uno de los atractivos del estado brasileño de Mato Grosso. Allí también se encuentra en río Araguaia, con extensas playas surcadas por delfines y bandadas de pájaros; se puede visitar el Parque Nacional da Chapada dos Guimarães, con sorprendentes formaciones de piedra esculpidas por el viento; y se despliega parte de la cuenca amazónica.
Según la secretaria de Desarrollo del Turismo de Mato Grosso (Sedtur), Yêda Assis, el turismo representa hoy un 1,4% del PBI de ese estado y el objetivo es ambicioso: lograr un crecimiento del 10% anual. Para eso, en 2004 el estado invirtió unos 12,5 millones de reales y apuesta a que la permanencia de los turistas en la región aumente de 6 a 7 días, a la vez que el gasto suba de 280 a 350 reales diarios. Las inversiones se destinarán a promover las bellezas naturales de la región y a revitalizar el centro histórico de su capital, Cuiaba, ciudad que supo preservar mucha de su arquitectura del siglo XVIII.
Pero los atractivos del estado no terminan en su capital. A 146 km. de Cuiaba está la ciudad de Nobres, uno de los destinos ecoturísticos más interesantes de Brasil. Allí, una de las actividades principales es hacer snorkel en ríos de aguas cristalinas contemplando enormes cardúmenes. Una de las paradas obligadas es Aquário Encantado, en una de las nacientes del río Salobra, que pasa por una gruta: para preservar el entorno, el exclusivo lugar recibe apenas dos grupos diarios de no más de siete personas. En el río Triste, la atracción principal son las sorprendentes rayas.
A 74 km. de Cuiaba, otra alternativa es la Chapada dos Guimarães, donde la acción del viento talló en las rocas sorprendentes formas de murallas, castillos y ruinas, convirtiéndolas en lo que se dio en llamar la Cidade de Pedra. Desde allí se puede recorrer un circuito de unos 4 km. en el que se ven siete cascadas formadas por el río Sete de Setembro. Otro atractivo que vale la pena conocer es la cascada Véu da Noiva, a la que se llega tras caminar unos 30 minutos, para encontrar una sorprendente caída de 86 m. de altura.

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